Era
una despejada noche de verano aquella, en la antigua Grecia, y un hombre
caminaba ajeno de lo que a su alrededor sucedía. En verdad, era un tipo
extraño, amante de sus momentos de soledad y de su privacidad. Aquella noche,
ese extraño hombre iba mirando el cielo, posiblemente pensando en lo brillantes
que se veían aquellos puntos, o preguntándose qué serían.
Tan absorto iba en
sus pensamientos, que no vio el hoyo que se encontraba frente a él. Grande tuvo
que ser el golpe, pues todos los que por allí pasaban se pararon a observar al “tipo
raro”. Una mujer ya entrada en años, se le acercó y con sorna le dijo “¡No ves
lo que tienes a tus pies y pretendes ver lo que hay sobre tu cabeza!”.
Enseguida estallaron las risas de quienes se encontraban alrededor. El hombre,
aún refunfuñando por su caída, siguió andando. No sabemos el nombre de la mujer
ni de las otras personas. Pero el hombre, aquel hombre extraño del que se
burlaron, era Tales, Tales de Mileto.
Tales de Mileto (624 a.C. - 546 a.C. ) |
¿Qué
tiene ese cielo para que un hombre tan brillante, tan absorto que estaba
mirándolo, se cayera? Esto lo puedes responder tú mismo en una despejada noche,
aún con los efectos de la contaminación lumínica. El color oscuro del cielo
contrasta con esos puntos brillantes, las estrellas. Es más, algunos de esos
puntos no son estrellas, sino planetas. El punto más brillante es Venus. Es
decir, estás mirando a un mundo de tamaño similar al nuestro cuya superficie se
encuentra a unos 460 ºC.
Planeta Venus |
Y
algunas veces, además, pueden verse algunas cosas aún más extrañas. Ejemplo de
ello son los cometas. Antiguamente, por las teorías de Aristóteles, se pensaba
que los cometas, en vez de venir del propio espacio, eran exhalaciones de
nuestra atmósfera. Sin embargo, las primeras mediciones y observaciones
chocaron contra esta teoría, y en el siglo XVIII ya se sabía que su origen era
exterior a la Tierra.
En
la Edad Media, la población creía ciegamente en la astrología; esto es, pensaba
que los fenómenos estelares (posición de estrellas y planetas, aparición de
cometas…) afectaban a nuestra vida diaria. De hecho, la palabra “desastre” en
realidad significa “mala estrella”. Los cometas solían, por lo tanto,
significar que algo malo iba a ocurrir. Ejemplo de esta creencia es la pintura
del año 1528, de un médico francés, que muestra a un cometa como una espada (la
cola del cometa) y una cabeza ensartada (el núcleo).
Pintura de 1528 |
Igualmente,
en aquella época, cuando se estaba de luto, las mujeres llevaban el pelo
suelto, pues querían decir que tenían tanto dolor que no querían ni tenían
tiempo para arreglarse el pelo. Por ello, algunos cometas fueron representados
como mujeres ancianas con el pelo suelto.
Una mujer con el pelo suelto representando a un cometa, presagio de que ocurriría alguna tragedia |
Hoy
día sabemos que son algo así como bolas de nieve. Los cometas están
constituidos por roca y hielo. Son cuerpos que forman parte del Sistema Solar y
que siguen órbitas con un período elevado (el propio cometa Halley se acerca a
la Tierra cada 76 años). Cuando están aún lejos del Sol, podemos apreciar en
los cometas una envuelta alrededor del núcleo del propio cometa, que está
compuesta de polvo y gas. A esta envuelta se le llama “coma”.
Si
nosotros acercamos una bola de nieve a una vela, veremos cómo comienza a
derretirse. Igualmente, cuando el cometa, que en su composición se encuentra el
hielo, se acerca el Sol, cuya superficie está a unos 6.000 ºC, suelta polvo y
gas. El viento solar azota a la coma y se forma una cola, una cola de iones.
Por otra parte, también se forma otra cola, pero formada por polvo, que va en
dirección contraria a la del movimiento del cometa, igual que sucede con una bandera
en un vehículo.
A
medida que el cometa se acerca al Sol va, por lo tanto, perdiendo masa. Si se
acerca demasiado, o si lleva ya muchos años pasando una y otra vez, el cometa
se desintegra, quedando pequeños fragmentos de roca, llamados meteoroides.
Estos fragmentos pueden quedar en cualquier lado, incluyendo en la órbita de planetas.
Es decir, hay fragmentos de cometas (trozos de roca) en la órbita de nuestro
planeta. Por ello, cuando la Tierra pasa por ahí, choca con ellos. Estos
fragmentos atraviesan la atmósfera de la Tierra y, normalmente, se desintegran
en ella debido a la fricción de la caída hacia el suelo. Lo que vemos es una
brillante luz en el cielo a la que llamamos “estrella fugaz”. En realidad, el
nombre técnico para “estrella fugaz” es “meteoro”.
Pero
como hay más de un fragmento en la misma zona (a la cual se le llama “radiante”),
lo que obtenemos es una caída continua de trozos de roca que se van a
desintegrar en la atmósfera; es decir, es una lluvia de estrellas. Y éstas no
son nuevas. De hecho, se sabe que ya en el siglo II a.C. en China se presenció
una. Cuando
un meteoro o estrella fugaz es especialmente brillante se le llama “bólido”.
Por otra parte, si ese fragmento de cometa
inicial (meteoroide), consigue atravesar toda la atmósfera terrestre y
finalmente colisiona contra la superficie, se le llama meteorito.
Hay
muchos cometas, aunque probablemente el más famoso es el Cometa Halley, que
tiene un período de 76 años y que volverá a pasar por nuestro planeta en el año
2061. Pero no es el único. Hay otro cometa importante, llamado Swift-Tuttle, que tarda 133 años en dar una
vuelta al Sistema Solar. Éste va dejando restos de gas y partículas rocosas,
fruto de su acercamiento al Sol, en la órbita de la Tierra. Aunque son muy
pequeñas, tienen una velocidad tan grande (más de 200.000 km/h) que pueden ser
observados a simple vista.
Cometa Halley |
La
constelación de la bóveda celeste donde se encuentra el radiante (punto del que
parecen venir todas las estrellas fugaces o meteoros) es la que le da el nombre
a la lluvia de estrellas. En este caso, es la constelación de Perseo (en honor
al famoso héroe de la mitología griega que, por ejemplo, rescató a Andrómeda de
un monstruo marino convirtiéndolo en piedra gracias a la cabeza de Medusa), por
lo que a esta lluvia se le llama “Perseidas”.
El semidiós Perseo con la cabeza de Madusa |
El
nombre de “Lágrimas de San Lorenzo” se debe a que coincide la lluvia de
estrellas con esta festividad, y se asocia a las lágrimas del mismo, pues fue
quemado vivo en una hoguera. Este año, 2015, el mejor momento para ver las
Perseidas será la noche del 12 al 13 de agosto.
Aparición de la Virgen a San Lorenzo, Greco |
Pero
también existen los asteroides, que son cuerpos formador por roca o metal que,
generalmente, se encuentran en el cinturón de asteroides, entre Júpiter y
Marte, aunque al acercarse a un planeta pueden desviarse. El nombre en griego
significa “figura de estrella”, pues, vistos con un telescopio, parecen
estrellas.
Imagen superior: Asteroirde Vesta Imagen inferior: trozos de este asteroide que cayeron a la Tierra, vistos a través de un microscopio polarizado |
Recapitulemos.
Hemos visto lo que es un cometa (grosso modo, cuerpo del Sistema Solar que
orbita alrededor del Sol y que está formado por hielo y roca), un meteoroide (también
grosso modo, los fragmentos en los que se desintegra un cometa), un meteoro (un
fragmento desintegrándose en la atmósfera, también llamado “estrella fugaz”), un
bólido (un meteoro especialmente brillante) y un asteroide (cuerpo rocoso o de
metal que, generalmente, se encuentra en el Cinturón de Asteroides).
Y,
aún así, no son las únicas cosas curiosas que pueden verse en el cielo. En el
año 1054, una estrella masiva explotó en una supernova (cuyos restos forman la famosa nebulosa del Cangrejo) que podía verse a simple vista desde la Tierra, como se
aprecia en la pintura realizada en un saliente de una región de cañones de
Nuevo México.
Nebulosa del Cangrejo, restos de la supernova de 1054 representada en esta pintura Anasazi |
Con
toda esta belleza sobre nosotros, no es de extrañar que Tales se cayera en
aquel hoyo.